domingo, 13 de marzo de 2011

De senderismo con Abelius a: Los pilones (Valle del Jerte - Cáceres)


Esta vez, con un poco de retraso, llega la ruta del Fanzine Creatura correspondiente al mes de Febrero:

Un buen lugar para pasar un fin de semana del mes de Marzo es Extremadura, en concreto el valle del Jerte, en la provincia de Cáceres. Entre el
segundo y el tercer fin de semana, siempre dependiendo de tiempo de los días anteriores, se puede disfrutar de un regalo que nos brinda la naturaleza, el cerezo en flor.








En esta ocasión el viaje lo realicé con mi novia. El campamento base lo teníamos en una casa rural, en El Torno. Durante el primer día conocimos la zona, los pueblos de Jerte, Caucos de Yuste, Tornavacas y la ciudad de Plasencia. El segundo día bajamos a Mérida, ciudad donde comienza la Ruta de la Plata, la cual unía esta ciudad con Astorga, en León. El tercer día hicimos la ruta de Los pilones, dentro de la reserva natural “Garganta de los infiernos”, concretamente entre los pueblos de Jerte y Cabezuela del Valle.









Esta es una ruta sencilla, de unos 7 kilómetros ida y vuelta. La ruta comienza en el centro de interpretación del la reserva natural, donde nos darán toda la información posible sobre la zona. Una vez informados comenzamos subiendo una pequeña cuesta, escoltados por castaños y robles. Superado este pequeño repecho, nos encontraremos varios indicadores de la ruta, caracterizados por la bandera de Extremadura que lucen. Tras un pequeño sube y baja, el sendero pasa a ser llano. Un poco más adelante podemos observar el Chorreo de la Virgen. Una vez que hemos disfrutado de estas vistas, continuamos con nuestro camino, ahora por una pista con el suelo de piedra. Aquí encontramos un cartel que nos indica “Ruta de los pilones”.

En este punto empezamos a disfrutar de las formas que la erosión del agua ha realizado sobre el granito, dando lugar a numerosas pozas. Una vez llegados al llamado Gran pilón, nos sentamos a la sombra a disfrutar de un rico bocata, a refrescarnos los pies y a echarnos una pequeña siest
a. Como la ruta no es circular, volvemos sobre nuestros pasos al lugar de origen. 







Al día siguiente, antes de regresar a Illescas, nos detuvimos unas tres horas en el Parque Nacional de Monfragüe, donde pudimos observar, como bien nos informa Extremoduro, un gran número de buitres negros, entre otras muchas aves.


Una vez comido el bocata en una de las casetas de observación, emprendimos el camino a casa, con la sensación de que esta tierra, Extremadura, es una zona que merece mucho la pena visitar, como bien hacían los pastores llegados de la montaña leonesa, recorriendo más de media España con la trashumancia.

Buena ruta y buena compañía, nos vemos en la siguiente.

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